Reciprocidad

Quizás tu karma entró en mi cuerpo.

Mi silueta, epítome de la venganza

manifiesta tu búsqueda necia de mi mirada,

tu frustración al no lograr hallarla.

Ahora vives en el espejo,

prototipo de egoísmos antiguos.

El karma de fallarle a quien te quería

es la cruel persona con quien terminas.

Hoy improviso ser tu karma,

hoy me vengo por quien rompiste el alma.

Ignorancia relativa

Todos caemos dentro de la ruleta de ignorancia, ignorando diferentes tipos de ignorancias. Un científico puede ser acusado por policías culturistas, incomodados por su amnesia política. Simultáneamente, aquel autor, un cero a la izquierda en las matemáticas, nunca necesitó el odioso teorema de Pitágoras para enriquecer mentes. Es arduo rellenar todo vacío de conocimiento y a su vez dominar exitosamente el área donde reside el mayor potencial de una persona; las mentes listas se enfocan en el destino preprogramado de su intelecto. Consecuentemente, acrecentar aquella envoltura de la inteligencia individual, digna de emplearse en un área particular, se debe utilizar para elaborar herramientas del progreso que tanto necesita la ruleta cosmopolita.

para ignorancia

El Disfraz

“No cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor”. Así lo dijo el compositor Juan Gabriel. El amor es algo que pocos logran entender y manifestar como algo más allá que un simple hábito. En reiteradas ocasiones esta costumbre suele disfrazar al verdadero propósito del amor. Ambos aspectos deberían ser tan lejanos el uno del otro como son los polos del planeta Tierra.

banksy for wordpress

  Aquellos que dicen que la costumbre es vital, olvidan mencionar que atada de su mano va el compromiso y muchas veces el aburrimiento. Así es fácil cambiar una frase tan linda como “hasta que la muerte nos separe” a “hasta que me aburra de ti”. La costumbre esta basada en aquello que la sociedad ha escrito en piedra. Las ideas, muchas veces contradictorias e imposibles de adquirir, se apoderan de la mente cualquier persona. En el preciso momento cuando el compromiso de la rutina repetitiva no es parte de la lista de preocupaciones de uno, el ser humano vence al gran error.

La costumbre lleva a una aspiración por un sentimiento y rutina totalmente diferente a la que debe ser. Un amor verdadero es uno completamente voluntario. Es uno que a causa de ignorar las reglas, pierde apetito en el estomago por estar repleto de mariposas. El amor verdadero es aquel que al igual que la pérdida de memoria de un anciano, no retrocede, sino incrementa. En fin, la espontaneidad que une a dos almas evade al hábito monótono. El momento en el que la costumbre y el amor se conviertan en dos personajes antagonistas se halla a quien se esconde debajo del disfraz engañador de la costumbre, el amor verdadero.

Tela ilusoria

retrato ahora si que si

Insisten que evada

A personas desnudas

Que brindan su camisa.
 
Inexistente tela

Devoró mi sano juicio.

Inexistente tela descosió

Delgada línea:

Palabrería y sentimiento.
 

Carecías y ofrecías.

No te amabas,

Insistías que me amabas.
 

Supuesto esclavo de alma ajena

Rápido obtuvo su autonomía.

Marchaste y ahora temo

A ese oxímoron de persona

Que carece y ofrece,

Que pretende dar sin poseer.
 

Me aterran aquellas

Desnudas “con camisa”.